viernes, 26 de abril de 2013

EL SILENCIO ACTUAL

Miguel de Unamuno
"Estáis esperando mis palabras. Me conocéis bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia." Miguel de Unamuno (octubre de 1936)

 Estas palabras fueron el inicio del discurso de Unamuno desde su posición de rector de la Universidad de Salamanca. Las pronunción al darse cuenta de que su postura de apoyo a los golpistas era errónea. Hay que rectificar porque siempre se esta a tiempo de hacerlo. Nunca es tarde para tomar la iniciativa. Se debe romper el silencio.
Estamos al límite del precipicio. Este país arrastra una historia muy reciente que lo detiene y amordaza pero no por ello va a quedarse quieto esperando a que lo aplasten. Ya no sirven las manifestaciones pacíficas, tampoco las agresivas. Se impone la necesidad de actuar desde la inteligencia que tan libremente exportamos a los otros países y que tanta falta les hace. Los países del norte carecen de todo lo que tenemos. No podemos consentir que nos lo roben a golpe de decreto europeo. Mientras no dejemos de mirarles como si fuesen nuestros dueños, no seremos libres para decidir nuestro futuro. El gobierno ha dado señales, más que evidentes, de su ineptitud para gobernar. La corrupción les delata y muestra su verdadera cara. Han venido a terminar aquello que comenzaron hace años. Sin contemplaciones. Buscan crear esclavos. ¿Vamos a consentirlo? Lanzo la pregunta y espero una múltiple respuesta.
Hopper

Ayer, a través de la red social que más me gusta, compartí y comenté este cuadro de Hopper. Una amiga virtual del Adriático, me dijo que le encantaba, que ella también vivía en una ciudad junto al mar y comprendía lo que significaba abrir puertas a un mar que lo llenaba todo con su luz. Le contesté que compartía su punto de vista. Además le apostillé que si algunos de los países del norte de Europa tuviesen el mar SIEMPRE, ahora no estaríamos los de sur de Europa como estamos.
Nuestra arma es esta: luz, sol y mar ante unos invasores grises, depresivos y dipsómanos. Lanzo mi propuesta de controlarles con nuestras propias armas que son la vida con sentido, frente a la vida puritana que pretenden imponernos.

jueves, 18 de abril de 2013

POR LOS AIRES





Comenzó la primavera. ¿Qué primavera? se preguntan algunos. Por si la habéis olvidado os refresco un poco la memoria. La primavera es ese hermoso tiempo donde la naturaleza decide despertar y regalarnos sus mejores galas. Es ese tiempo en el que vivimos la explosión de la alegría de los pájaros que gorjean en cualquier rama.
Golondrina
Todo sería tan bonito si durase bajo esa capa idílica. A pesar de toda esa belleza, nos despierta la cotidianeidad. No vivimos en un mundo perfecto. Pongo los pies en el suelo y contemplo el momento que nos ha tocado vivir.

Ayer, en el parlamento español, en el control al gobierno que ejercen los grupos políticos de la oposición, nuestro flamante gobierno habló de la próxima recuperación económica prometida y tan deseada por todos. Una señora a la que prefiero ni nombrar y que forma parte del gobierno por casualidad, quiso alegrarnos la mañana con un canto de optimismo. Denominó la emigración de los españoles como una especie movilidad pasajera, propia de la edad juvenil que necesita cambios de ambientes, según ella, propios de una algarabía juvenil y no de una profunda recesión y falta de medios económicos. No dudo de su buena intención pero, hace tiempo que los españoles, con las buenas intenciones ya no comemos. Después de ese destartalado discurso siguieron otros con no menos despropósitos. La dosis de optimismo que intentaron inyectarnos se convirtió en una auténtica purga ¿Qué optimismo? ¿Qué esperanza se puede tener? Toda esa salva de grandiosidades contrasta con la carestía que azota el día a día. Permitid que les conteste a esos políticos que levitan y no conocen la realidad de la calle y lo haré con la expresión que más tiene en la boca mi vecina “ … sandeces y pepinillos en vinagre”,
Pepinillos en vinagre
casualmente el aliño que usa para todo aquello que le amordaza la lengua, siempre escasa en vocabulario.
A pesar de mi predisposición a ser comprensiva y a dar oportunidades a algunos que ya no se las merecen, sigo sin encontrar una respuesta a mis preguntas y decido recurrir a lo que la historia siempre me explica.  
Releo la prensa de 1934. La solución está por los aires, apunta el gobierno del momento cuando ¿los aires? ¿he leído mal? No, perfectamente. El gobierno de finales de 1933 señalaba como la posibilidad de remedio a la carestía que se producía en Sevilla, la construcción de un  aeropuerto, construir una terminal europea para la ciudad. Entre los fragmentos se lee:


"En todos los sectores parlamentarios existe el convencimiento de la necesidad, absolutamente inaplazable, de encauzar y mitigar el pavoroso problema del paro obrero" 
ABC (28 de enero de 1934, edición Sevilla, pág. 47)

Juan de la Cierva y su esposa en el aeropuerto terminal de Sevilla (1934)
 Sigo leyendo y creo que  he dado un salto en el tiempo y la España de construcciones a cualquier precio viene de largo.

"y es deber primordial de nuestros diputados traer a Sevilla un puñado de millones para obras públicas que cuenten con garantías técnicas de viabilidad o rentabilidad futura, y si no puede aplicarse al Terminal de Europa..." ABC (28 de enero de 1934, edición Sevilla, pág. 47)

Concluyo mi lectura y no puedo evitar pensar: El futuro se hinchó hasta desintegrarse. A mi mente ha acudido un  gran dirigible que aterriza en la terminal de cualquier ciudad española. Creo que son los efectos de la primavera. Todo está por los aires.

miércoles, 10 de abril de 2013

EL PARAÍSO PROMETIDO



Virgen del Carmen y las almas del Purgatorio

Cuando era pequeña había algo, en la habitación de mi abuela, que me daba espanto. Se trataba de un cuadro donde se representaba a la virgen del Carmen.
Junto a la figura central de la virgen se distribuían las almas del purgatorio que clamaban ser salvadas del fuego eterno. El cuadro, que contenía varios momentos de la  intercepción de la virgen, se distinguía por el hecho de que algunas de las almas condenadas, eran rescatadas por los ángeles.
Esa representación, tan efectista, y que me causaba miedo, más si cabe, a los ojos de una niña impresionable como yo, me hacía preguntarme: ¿Por qué deben arder en el fuego eterno?
Han pasado muchos años y he comprendido que ese cuadro no era tan terrorífico como a mí me parecía. He llegado a la conclusión de que la verdadera intención del autor era mantenernos conformados. Sí, puede sonar extraño pero ante el discurrir de los acontecimientos que vivimos, debe uno conformarse con la esperanza de pensar que existe el infierno y que algunos irán a él. Para los no creyentes les puede sonar hasta ridículo y casi a chascarrillo pero si les digo que ante las injusticias sólo te queda el consuelo de saber que  el infierno terminará aquello que nunca tuvo lugar en la tierra, espero que se comprenda lo que intento razonar.
Estos días convulsos llenos de problemas económicos donde el refrán de “donde no hay harina todo es mohína” se hace patente, vemos como el dinero se pierde entre los entresijos de tramas corruptas y la lentitud de la justicia (terrenal, claro está) de algunos de los que deben practicarla,  provoca que aumenten las injusticias sociales.

Ayer se hizo pública la ratificación de la sentencia absolutoria del famoso juicio de los trajes. Lo primero que sentí, como valenciana que soy, fue vergüenza. No puedo entender ni una primera ni una segunda sentencia ratificadora de no culpabilidad ante una situación tan denigrante. No puedo entenderlo después de ver y oír algunas de las cosas que se escucharon y se vieron en ese juicio. No puedo comprender como se puede absolver a dos personas cuandoanteriormente, otras dos se declararon culpables para evitar el escarnio del juicio. ¿Son unos culpables y los otros dos no culpables?

A mi memoria ha regresado el cuadro de la habitación de mi abuela y alguna de las cosas que me contaban de niña. 

“No te preocupes porque la justicia divina les aguarda”

¿Qué justicia?
Podemos verlo desde dos grandes ópticas cristianas de esta Europa que nos ha tocado vivir y son dos las grandes opciones existentes, por un lado, si el condenado es luterano, conseguirá el perdón, puesto que su futuro, después de la muerte, se calibra según los tesoros terrenales que ha ganado en esta vida y por ello, el más rico se encontrará en disposición de alcanzar el paraíso frente al miserable.
Por el contrario, si el condenado es católico, aún lo tiene más fácil, puesto que si se arrepiente, aunque sea en el último instante, será rescatado del fuego eterno del infierno y conducido al paraíso por su arrepentimiento.
No sé qué pensar. Visto lo visto, y con el devenir de los tiempos, posiblemente, la que arda en el infierno sea yo por haber creído, alguna vez, que la justicia existía.