miércoles, 30 de octubre de 2013

PALABRAS VACÍAS




Estos días se habla de escritores prominentes que, desde su plataforma de la comodidad, enjuician la historia de España sin conocerla en su justa medida. Resulta muy fácil ganarse la voluntad de la ciudadanía con cuatro argumentos, muchas veces, hilvanados entre falsas especulaciones y ardores fatuos de modernidad.
Autómata que representa a María Antonieta
Lamentarse de los posibles errores del pasado es lo más simple que se puede hacer. Lo que realmente importa es evitar caer en las comisuras de los manipuladores que se afanan en atraer la voluntad de todos los que les quieran escuchar. A los gobernantes les interesa una ciudadanía voluble, maleable que pueda ser atraída por todos los polos. No importa el signo del que sea, lo que interesa es poderla arrastrar hacia su voluntad. No importa la tendencia política ni la manera de ver la sociedad, el poder sólo busca su franquicia económica cueste lo que cueste. 
Desde la ignorancia sólo se puede actuar como un autómata al que se le da cuerda o se le controla colocándole una pequeña batería que siempre se tendrá que recargar uniéndola a la fuente principal.
José Saramago
José Saramago lo describió con nitidez en su sabia novela :Ensayo sobre la ceguera. Los que sufren la ceguera quizá sean víctimas y no culpables, pero tienen más delito aquellos que ignoran la realidad y mantienen la ceguera de los demás sin actuar para mantener su estatus y así conservar sus codiciados bienes.
No se puede salir de un pozo si no se intenta escalar sus paredes. Puede que la salida tenga una superficie lisa o demasiado rugosa y  se hieran nuestras manos pero no por ello debemos detenernos y esperar a que alguien, desde fuera, nos lance una cuerda que nos saque de la negritud del vacío. De nada sirven las palabras huecas, de nada sirve la casquería fina de insensibles elocuencias que no nos permiten avanzar y mejorar en todo aquello que se ha errado. No nos podemos quedar parados en la ciénaga de las hermosas frases que se insertan para alagar los oídos de los hambrientos de ideologías. Intentar despertar al rezagado nos puede llevar a un punto de apoyo que elimine esas palabras vacías que nos adormecen.

2 comentarios:

  1. Muy bien, Francisca, no vi el programa tan comentado, hace mucho tiempo que ya no pierdo ni un minuto en vendedores de palabras, como dices, que sólo utilizan para adornar sus argumentos cerrados haciendo lo mismo que critican.

    Un abrazo.

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    1. No soporto a los vendedores de humo que se enriquecen con la palabra fácil y Arturo Pérez Reverte, al que hace muchos años que tengo en prohibido por mi salud, derrocha vacuidad en sus palabras. Gracias por tu lectura y comentario.

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