martes, 26 de marzo de 2024

LA CODICIA




 La programación de la televisión convencional es tan pésima que te incita a huir de ella. Ayer, por casualidad, haciendo eso que se solía llamar zaping, en una cadena menor estaban reponiendo un clásico. Se trataba de El halcón maltés. A pesar de que la he visto muchísimas veces volví a verla.

Su trama, montada sobre un argumento histórico falso, te lleva a descubrir hasta dónde es capaz de llegar la codicia humana.
Sam Space demostró seguir en forma para encandilar y atraer con su escaso metro cincuenta. Joel Cairo, el minúsculo matoncillo que ansía el halcón y que sabe que sus fuerzas no le van a permitir tenerlo solo para él, te observa con sus grandes ojos mientras te apunta con su pistola de juguete. En cuanto al gordinflón y su delgaducho guardaespaldas, ambos desean el pájaro por su valor, pero sobre todo lo ansían porque lo que realmente quieren es lo imposible. En cuando a la dama codiciosa, ella busca el dinero, los millones y no le importa nada ni nadie. Ante tanta decisión, me decepciona su pasividad final. El personaje debía haber peleado más por el pájaro y por ella misma también. Pero ya se sabe, quien persiga un sueño puede llevarse la sorpresa de que éste sólo sea real en su imaginación.



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