viernes, 20 de octubre de 2023

MONTAJE DE AL CAPONE EN 1934. COMPAÑÍA DRAMÁTICA DE ENRIQUE RAMBAL



Vuelvo a compartir esta historia que escribí hace tres años. Era sobre un montaje que Rambal estrenó en el emblemático teatro Ruzafa de Valencia. Enrique Rambal, ese misterioso aventurero de la escena, se atrevió con todo. Vivió por y para el teatro. Lo dio todo por hacer el mejor espectáculo. Las historias de los teatros académicas, escritas por los doctos, lo ignoran y lo relegan al olvido, pero siempre estará esta romántica (Yo) que lo seguirá reivindicando hasta la saciedad y el aburrimiento.

Lo he clasificado de misterioso y es porque él mismo se empeñó en crear su propio mito y entre mentiras y medias verdades se forjó su biografía. Con el paso del tiempo y el deterioro provocado por el olvido, no resulta fácil demostrar la verdad de la mentira de su vida. Ayer mismo se publicó un artículo en un popular periódico valenciano, Las Provincias, donde un anónimo autor, cuenta, a gusto de su paladar, alguna de sus "batallitas" escénicas. Es una lástima que quede sólo en eso: batallitas y anécdotas. Rambal se merece algo más. Publiqué un libro-estudio sobre él y su carrera escénica. Quizá fue prematuro. He buscado la oportunidad de ampliarlo y volverlo a reeditar, pero todavía no he tenido la oportunidad. Tal vez, con el tiempo se presente otra oportunidad. Nunca lo descarto. Soy una optimista. 

Me gusta esta foto. No es de mucha calidad, pero creo que es un gran documento. Se trata de una foto hecha en el escenario del desaparecido teatro Ruzafa de Valencia. En 1934, el dramaturgo valenciano Fausto Hernández Casajuana, escribió una obra titulada Al Capone. Ni que decir tiene que versaba sobre la figura del mafioso. Entre los números bailables, como así lo llamaba el autor, se contaba una historia trepidante Capone. Este número era el central de toda la función. Un gran brazo negro, símbolo del mal, asomaba desde el escenario hasta la tercera fila del patio de butacas. Entre sus dedos se sentaba la protagonista, vestida con ropa de cabaret.

Me imagino la emoción, por llamarlo de alguna manera, del público al ver a la actriz sobre ellos.


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