Lo he clasificado de misterioso y es porque él mismo se empeñó en crear su propio mito y entre mentiras y medias verdades se forjó su biografía. Con el paso del tiempo y el deterioro provocado por el olvido, no resulta fácil demostrar la verdad de la mentira de su vida. Ayer mismo se publicó un artículo en un popular periódico valenciano, Las Provincias, donde un anónimo autor, cuenta, a gusto de su paladar, alguna de sus "batallitas" escénicas. Es una lástima que quede sólo en eso: batallitas y anécdotas. Rambal se merece algo más. Publiqué un libro-estudio sobre él y su carrera escénica. Quizá fue prematuro. He buscado la oportunidad de ampliarlo y volverlo a reeditar, pero todavía no he tenido la oportunidad. Tal vez, con el tiempo se presente otra oportunidad. Nunca lo descarto. Soy una optimista.
Me gusta esta foto. No es de mucha calidad, pero creo que es un gran documento. Se trata de una foto hecha en el escenario del desaparecido teatro Ruzafa de Valencia. En 1934, el dramaturgo valenciano Fausto Hernández Casajuana, escribió una obra titulada Al Capone. Ni que decir tiene que versaba sobre la figura del mafioso. Entre los números bailables, como así lo llamaba el autor, se contaba una historia trepidante Capone. Este número era el central de toda la función. Un gran brazo negro, símbolo del mal, asomaba desde el escenario hasta la tercera fila del patio de butacas. Entre sus dedos se sentaba la protagonista, vestida con ropa de cabaret.
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