14 de noviembre de 2016, DE LA VIDA COTIDIANA:
Veo en un escaparate una prenda que me gusta. Entro en la
tienda y le pregunto a la dependienta:
-¿Hasta qué talla tienen?
Ella me mira de arriba a bajo y me contesta:
-Vale
156 euros.
A lo que le contesto:
-No me suelo vestir con precios.
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16 de noviembre de 2016, LA VIDA COTIDIANA:
Te encuentras con unos amigos, los saludas y te cuentan
todos sus problemas de insomnio; pacientemente les escuchas y cuando por fin te
dejan hablar, entonces te dicen que tienen prisa y te dejan con la palabra en
la boca.
Me despido y mientras regreso a casa pienso:
Con un
poco de suerte alguien leerá mi blog y así podré contar lo que quiero a los
demás.
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18 de noviembre de 2016, LA VIDA COTIDIANA:
Después de una mañana llena de trámites burocráticos y sanitarios, la cercanía a la
hermosa playa de la Malvarrosa y el día veraniego en pleno otoño ha invitado a
que nos quedásemos a comer en la playa.
El
restaurante estaba lleno, pero siempre sientes curiosidad por tu vecino de
mesa. Esta vez se trataba de dos mesas, una estaba ocupada por una pareja
alemana. Hablaban poco, pero tras cuatro platos de arroz variados se les acabó
la parquedad y han mantenido una conversación animada, quizá haya sido
propiciada por el estómago saciado. La otra mesa contigua estaba ocupada por la
típica familia valenciana. La conversación ya había comenzado desde el
principio, ha aumentado con los entrantes y se ha prolongado hasta la infusión,
es decir, lo mismo que ocurría en nuestra mesa.
Quizá me equivoque, pero creo
que no sólo la hermosa luz que tenemos nos hace habladores sino que la
estupenda comida también lo alimenta. Posiblemente los turistas alemanes,
cuando regresen cuenten: cuánto hemos comido y cómo hablan los españoles no
paran ni comiendo.
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20 de noviembre de 2016, LA VIDA COTIDIANA CON LA VECINA SORDA
Hoy el
día ha cambiado por completo. Hemos pasado del día de ayer completamente
veraniego a hoy nublado y otoñal con un poco de lluvia. Debía salir a comprar
el periódico así que, casi, al tuntún, he abierto el armario y he sacado un
chaquetón que hacía unos años que no usaba. En el kiosco me he encontrado a mi
vecina sorda. Me ha saludado y me ha mirado de pies a cabeza:
-¡Qué
bonito chaquetón llevas! ¿Es de piel? -Mientras me lo preguntaba me ha tocado
la manga.
-No, es sintético. Es de pura apariencia. -Le he contestado.
-Pues no
te lo había visto nunca. -Ha insistido.
Me he visto obligada a decirle que lo
había retirado porque me venía un poco estrecho y ese era el motivo de no
usarlo.
-Debes de volver a ponértelo porque como has perdido unos cuantos kilos
ahora te está muy bien y das el pego.
Bueno, no sólo he comprado el periódico
sino que he pasado el examen dominical de mi querida vecina. ¿Habrá sido la
visita de Gripe la que ha obrado el milagro?
Hola Francisca, me he divertido un montón con estas ocurrencias de detrás de la estantería. Lo de que te cuenten cosas sin parar de hablar me suena bastante yo les llama soli-loquios, síii de loquios, yo ya intento salir por patas, cuando me encuentro a alguien tan solitaria que las conversaciones no le sientan bien a la salud. Y lo de la ropa, también, pero en mi caso me han dicho "no la toque, se puede manchar" ¡que fuerte! te cuento que la tienda en cuestión ha cerrado por reforma personal, je, je. Un abrazo mi querida teatrera, es un gusto siempre leer tus post.
ResponderEliminarEmerencia:
ResponderEliminar¡Qué feliz me haces! ha sido una semana complicada, con cosas emotivas, otras divertidas y algunas que mejor ni recordarlas. Las fui contando en mi muro de Facebook y pensé que debía reunirlo en el blog para, al menos, hacer feliz a alguien con mis aventuras. La de la tienda me sentó fatal y tenía prisa porque sino le hubiese castigado a sacarme varios modelos, pero tuvo suerte la antipática.
¿Quién no tiene un amigo plasta? Bueno, pero en el fondo los queremos porque nos dan una de cal y otra de arena ¿no?
En cuanto a mi vecina sorda, ella es una reincidente, hoy ha sido amable mañana... no sé. Gracias por tu comentario y simpatía. Un abrazo amiga.
Hola Paqui,
ResponderEliminarM'encanten les teues anècdotes i de vegades em sent identificada. Hi ha gent que et fa anar a comprar de lo amable que és però hi ha altres que t'espanten.
La teua veïna sorda és per a "enmarcar" però esta vegada s'ha portat bé :):)
Hola Susi:
ResponderEliminarqui no té una veüna sorda que et critique tot? Jejeje és el tó divertit de la vida. Besets, Susi.