Miguel de Unamuno |
Estamos al límite del precipicio. Este país arrastra una historia muy reciente que lo detiene y amordaza pero no por ello va a quedarse quieto esperando a que lo aplasten. Ya no sirven las manifestaciones pacíficas, tampoco las agresivas. Se impone la necesidad de actuar desde la inteligencia que tan libremente exportamos a los otros países y que tanta falta les hace. Los países del norte carecen de todo lo que tenemos. No podemos consentir que nos lo roben a golpe de decreto europeo. Mientras no dejemos de mirarles como si fuesen nuestros dueños, no seremos libres para decidir nuestro futuro. El gobierno ha dado señales, más que evidentes, de su ineptitud para gobernar. La corrupción les delata y muestra su verdadera cara. Han venido a terminar aquello que comenzaron hace años. Sin contemplaciones. Buscan crear esclavos. ¿Vamos a consentirlo? Lanzo la pregunta y espero una múltiple respuesta.
Hopper |
Ayer, a través de la red social que más me gusta, compartí y comenté este cuadro de Hopper. Una amiga virtual del Adriático, me dijo que le encantaba, que ella también vivía en una ciudad junto al mar y comprendía lo que significaba abrir puertas a un mar que lo llenaba todo con su luz. Le contesté que compartía su punto de vista. Además le apostillé que si algunos de los países del norte de Europa tuviesen el mar SIEMPRE, ahora no estaríamos los de sur de Europa como estamos.
Nuestra arma es esta: luz, sol y mar ante unos invasores grises, depresivos y dipsómanos. Lanzo mi propuesta de controlarles con nuestras propias armas que son la vida con sentido, frente a la vida puritana que pretenden imponernos.
Como mediterránea podemos seguir consintiendo que los bárbaros del norte nos digan como tenemos que vivir. Ya está bien de que nos traten como holgazanes. No lo somos ni nos comemos nada que sea suyo; más bien al contrario.
ResponderEliminarHasta que no se pierdan los complejos no nos libraremos de su dominio. Gracias por leer mi blog Rosalía.
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