Todo comenzó cuando Marta, una archivera
de la ciudad de Valencia, se encontró, por casualidad, con un antiguo amigo. Éste
le comentó que llevaba mucho tiempo siguiendo los pasos de una prestidigitadora
y maga llamada Benita Anguinet. Le explicó que aquella curiosa mujer había sido
alumna del gran mago Houdin y, a finales del siglo XIX, había adquirido gran
popularidad consiguiendo triunfar en varios países europeos, entre ellos
España.
Norberto, que era así como se llamaba el
antiguo amigo de Marta, le invitó a su casa para enseñarle un grabado de dicha
maga. La sorpresa sobrevino cuando llegaron a su piso. Alguien había entrado y
había robado el grabado. El conocido de la archivera llamó a la policía y
denunció el robo, pero, de manera increíble y poco delicada, éste hizo recaer
las sospechas sobre la propia Marta. Ella, entre sorprendida e indignada, se
marchó de allí pensando que estaba viviendo un mal sueño, sin embargo, cuando
entró en su casa se sorprendió al encontrar el grabado de la prestidigitadora sustraído.
Poco después, y tras distintos sucesos
extraños que le ocurrieron durante la noche, el grabado desapareció y, en su
lugar, aparecieron tres elementos: una nota manuscrita, un naipe, en concreto
un as, y unos pétalos de rosas que, al tacto, se petrificaron.
Marta, asombrada y sin saber muy bien qué
hacer, se marchó a su trabajo del archivo. Cuando se encontraba en el depósito
de éste apareció un misterioso niño que le condujo por los pasillos de los
armarios compactus hasta obligarle a cruzar una puerta. Al hacerlo se encontró
en el escenario de un teatro del siglo XIX. Sin saber muy bien cómo habían llegado
al año 1881 cuando se celebraba la conmemoración del bicentenario de la muerte
del ilustre escritor Calderón de la Barca. En el escenario de ese teatro, actuaba
un acróbata llamado Tonino. Era un hombre muy ágil que realizaba malabarismos. También
se hallaba la maga Benita Anguinet, de la cual, Marta ya había visto una
actuación suya en sueños. La prestidigitadora era la siguiente en entrar al escenario.
El acróbata le advirtió de la presencia de un extrañó hombre que vestía un chaleco
rayado entre el público. Mientras la prestidigitadora se encontraba en el
escenario, este misterioso hombre saltó a las tablas y le robará el camafeo de
ónice que la maga llevaba colgado del cuello. Tanto Marta, como el niño, que
todos llamaban Diablillo, como el acróbata Tonino, salen en busca del camafeo
robado. Subieron a un carruaje y cuando entraron en él se encontraron con una
misteriosa dama. La maga Benita sí que la reconoció. Se trataba de la duquesa
de Bompassar. Ambas eran antagonistas desde hacía mucho tiempo. Ahora era ella
la que lucía el camafeo robado.
Hola!no nos alcanzan los ojos para leerte! Besazosbuhos
ResponderEliminarQueridas amigas,
EliminarHe hecho un pequeño resumen de lo escrito hasta el momento. Ahí tenéis el nuevo episodio. Espero que les divierta y entretenga. Un abrazo.