miércoles, 22 de mayo de 2013

NI CONTIGO NI SIN TI

El cantante Emilio José cantaba en una de sus canciones un estribillo que decía:

Ni contigo, ni sin ti,
Tienen mis males remedios
Contigo porque me matas
Sin ti porque yo me muero
Ni contigo, ni sin ti


Esta canción ha vuelto a mi memoria después de escuchar ayer la entrevista, en una de las cadenas privadas más populares de nuestro país, al expresidente del gobierno español José Mª Aznar. Nos vaticinó su regreso para poner orden en el desconcierto que su heredero ha organizado en nuestro país. Es cierto que desde que Rajoy entró en la Moncloa, se podría comparar su comportamiento y paso como el del  elefante en cacharrería.


El actual presidente, con el argumento de tener que reponernos de la mala herencia recibida y de la mala situación económica que se ha encontrado por nuestra mala costumbre de vivir por encima de nuestras posibilidades, lo ha destrozado todo o al menos lo intenta todos los días a golpe de decreto ley.  No todo es negativo pues, si algo positivo se puede obtener de su actual actitud, es que ha conseguido el mayor logro de todos los tiempos de la democracia española: poner de acuerdo a sectores tan dispares como los judiciales, educativos y sanitarios, entre otros. Ha provocado que todos salgamos a la calle y nos lleva no sólo a que protestemos sino que caminemos hacia la insumisión de dejar de cumplir leyes impuestas y retrógradas como es el caso de la educativa.

Anoche, estoy casi segura de que todos nos asustamos: el expresidente amenazó con volver y salvarnos de los destrozos que su partido provoca. ¿Salvarnos? ¿Es que acaso estos males no vienen de sus prácticas liberalizadoras y privatizadoras de todo lo que había logrado sanear? Si bien es cierto, que su predecesor, Felipe González, emprendió la tarea de privatizar las empresas públicas heredadas del franquismo, también es cierto que Aznar se dedicó a vender las empresas públicas rentables a los amigos empresarios y conseguir que aquello que, hoy en día nos podría beneficiar por sus buenos resultados, ya no es público y forman parte de las ganancias millonarias de unos pocos. Esos beneficios duermen en los paraísos fiscales que para ciudadanos como yo son impensables.
Anoche la amenaza se cernió sobre todos nosotros y no sólo sobre el actual presidente del desgobierno que nos atenaza, sólo me queda una esperanza y es que no sólo me provocase miedo a mí y que lo compartiesen sus amigos, esos que tanto lo adularon y elogiaron, en su anterior mandato, pero que ahora lo temen como el agricultor teme al pedrisco inesperado. Espero que la amenaza no se cumpla y el retorno no sea un remedio que nos deje hundidos en la añoranza de tiempos mejores.

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