jueves, 27 de agosto de 2020

GUIÑOS MEMORÍSTICOS 02

 

El caso es que esta foto no es exactamente la situación que se daba durante esas noches de verano. Yo era la que les contaba las historias y ellos eran los que me escuchaban. Yo tenía un buen repertorio y variado. La que más les solía gustar y siempre querían que les volviese a contar era la basada en un asesino que tenía por costumbre lavarse las manos antes de atacar a sus víctimas.
Un día, como sabía que ellos volverían a pedírme que se la contase, decidí que introduciría una variación. Preparé una palangana con agua pues, cada vez que el asesino se lavase las manos, yo, como narradora, lo haría de verdad. Les hizo mucha gracia, así que, el asesino, se lavó las manos muchas más veces de lo habitual en él. En una de esas les salpiqué con unas gotas, lo hice sin mala intención, sin embargo, al instante, ya estábamos los tres completamente mojados. Recuerdo que nuestras madres nos regañaron por habernos tirado el agua sobre la ropa y el pelo, pero tampoco hubo más trascendencia en el tema. Al fin y al cabo era verano.

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