jueves, 27 de agosto de 2020

UNA VIDA SENCILLA

Quiero pensar que ninguno de todos nosotros llegaremos a desaparecer por completo y que alguien, alguna vez, se acordará de nuestro paso por esta vida. Ayer fui al sepelio de un vecino de toda la vida. Murió con 89 años. Tuvo una vida tranquila. Era agricultor y su mayor pasión fueron los animales de tiro. Se especializó en su doma para su utilidad en las labores del campo. Recuerdo, que de pequeña, me fascinaba ver su carro y caballo. Me parecían impresionantes, tan grandes y tan bien equipados con sus cinchas de cuero y el claveteado dorado de los arneses. Después fue evolucionando. Se compró uno de los primeros tractores que hubo en el pueblo. No uno cualquiera, sino uno de gran capacidad y potencia, no obstante, continuó teniendo un animal de tiro hasta que su edad le permitió cuidar de él. 

No se casó y, a su modo, afrontó la vejez recordando los buenos tiempos con los vecinos que aún quedaban de ese ya menos cercano pasado. Su paso discreto por la vida no deja de ser el de uno más; no brilló por ser extraordinario, pero tampoco podía ser imprescindible, o al menos así lo veo yo.

Bon viatge José M. Que la terra te siga lleu.
De la fotografía es el primero por la derecha. Lleva una camisa blanca con las puntas anudadas.

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