domingo, 9 de diciembre de 2012

EVITANDO A WERT

No hace falta que os recuerde las últimas intervenciones del "ministro" Wert. La prensa, en todos los medios, ha explicado, contrastado y discutido las decisiones bajo manga que este "señor" dicta cada vez que habla.
Sus reformas, siempre oportunas para enmascarar otros hechos, salen al mismo tiempo que destrozan los derechos de nuestra tan ya maltrecha sociedad.
Becas recortadas, dotaciones anuladas, docencia multiplicada para el profesorado, reducidas las dotaciones... la lista sería interminable.
Por si algo nos quedaba en duda de que este "ministro" que dice llamarse de educación pensaba hacer, ahora pacta sigilosamente una vuelta a las dogmáticas enseñanzas de los años cuarenta y cincuenta con la imposición de la asignatura de religión.
No quiero entrar en más detalles de todos conocidos y sino a las hemerotecas me remito, sólo reflexiono sobre la oportunidad de entrada en escena de este peón que dice llamarse "señor ministro de la educación" y que esta jugando sus cartas en momentos acuciantes de nuestra democracia.
Ciudadanos, las libertades personales peligran.
Ciudadanos, nuestro futuro es incierto.
Mientras asistimos al derrumbe de nuestro tan sufrido y logrado estado del bienestar alguien como Wert se permite la guasa de hacer un símil taurino. Sintiéndose el centro de atención de la prensa que le preguntaba, casi incrédula, por sus últimas bravatas, él sonreía ladinamente para decir que cuando más rodeado y acosado estaba mejor se sentía como  si fuese un toro bravo en el ruedo.
Ante este comentario de persona pobre de confianza en sí misma acudió a mi mente este cuadro de Eduardo Naranjo sobre la fiesta nacional.

 
El torero ágil salta sobre el morlaco que sólo ve el palo pero no ve al hombre. El morlaco enviste, lo que no sabemos si el animal es corto de miras y no puede entender que su situación es sólo la de un peón que, cuando termine su escena de malvado en esta contrarreforma, el presidente de la fiesta nacional lo echará al corral por ser flojo de manos y dejarse llevar por sus aires de superioridad.
¡Pobre ignorante! Wert no se da cuenta de que sólo es una marioneta, al igual que su jefe, en manos de los intereses de una oligarquía escondida. Hay una minoría que quiere el control absoluto y necesita de títeres como éstos que nos gobiernan para que les resuelvan los trabajos sucios e impopulares. Debemos descubrirlos antes de que nos destruyan. El tiempo nos apremia.

2 comentarios:

  1. Bravo, Francisca, buena visión y palabras acertadas; "Hay una minoría que quiere el poder absoluto y necesita títeres como éstos...."
    Así de fácil. La vanidad y estupidez de éstos títeres les lleva a pensar que son eternos. Pero mientras, nos fastidian, ese es su papel, para intentar tenernos sometidos, y esa es la estúpida lucha entre educación o ignorancia. Como dice el viejo refrán, "el que sabe, sabe, y el que no, a la calle". Hay que tomarlo un poco a risa, para eso están también los títeres.
    ¡Feliz día!

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  2. Por desgracia sufro día a día el efecto llamado "pata ascendente de las cumbres " La mediocridad está instalada en las capas superiores del poder y obturan el progreso con su idiotez.
    Mientras pueda intentaré luchar contra esas jerarquías aunque me intentan tapar la boca. Sigo en la lucha.
    Gracias Eva por tu comentario. Un abrazo.

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