Y terminó la votación con la aprobación de los presupuestos debido
a la mayoría absoluta del partido conservador. Y, a continuación, el consabido
aplauso general de la bancada del partido mayoritario pero, yo me pregunto: ¿por
qué aplauden?
¿Aplauden a un
presupuesto que nos va a hundir más en la miseria de la precariedad? ¿Aplauden
a un presupuesto que, hasta el que no sabe economía, intuye que esconde
partidas para cuadrar? ¿Aplauden a su ministro? A ese ministro que no ha sabido responder a la
pregunta más sencilla que se le formuló por todos los partidos de la oposición.
Sus señorías se levantan y con amplias sonrisas y sonoras
exclamaciones aplauden al ministro que contiene el aliento y soporta las
palmadas de sus compañeros. -¡Enhorabuena, lo has conseguido!
No sé si le interesa mi punto de vista de ciudadana afectada
por esos presupuestos pero así se lo digo: Sí, señor ministro Montoro, lo ha
conseguido. Nos ha puesto a todos de acuerdo en algo y es en mostrar nuestro
rechazo.
¿Era tan difícil decir la verdad?
Aplausos y murmullos de aprobación.
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