Dicen, que la corbata es un símbolo fálico. Dicen que cada
uno la usa según su necesidad. Unos la prefieren estrecha como la que luce,
recta y bien puesta, el parlamentario
vasco Basagoiti o bien, ancha y mal colocada, como la que muestra el presidente
Rajoy. Sorprende su interés por
colocarla bien y no dejar nada fuera de su sitio, quizá sea una reacción
inconsciente que le permita recomponerse en el futuro que se nos avecina, o no,
todo depende, como diría un buen gallego.
En la expresión de su cara se puede interpretar que piensa:
¿pero qué me dice? Un a su derecha: Basagoiti quien medita como si hubiese caído
de la falsa ilusión del triunfo a la pura realidad de los resultados, no
obstante yo me atrevo a decirle que, tranquilo, esto es agua de unos días, estando
en el partido que esta y con la experiencia de otros candidatos como, por
ejemplo, Arenas que nunca ha desistido, pronto se recupera uno del soponcio de
ver que no lo quieren en su país y a otra cosas mariposa. El partido ayuda, y
claro que ayuda, siempre hay un hueco para el que no ha conseguido un escaño o
una victoria que es lo mismo. Los
afiliados así lo ven y así lo contemplan y por eso a la candidata Blanco no le
faltará una carambola para llegar a donde quiere llegar.
Señores del PP, no se preocupen, la corbata esta bien puesta,
la explicación suspendida en el aire, la tristeza sólo es temporal.
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