Alguna vez, la imagen que nos devuelve el espejo, no tiene nada
que ver con la realidad.
Nos miramos pero no nos vemos. Ni tan sólo nos intuimos.
Nos miramos pero no nos vemos. Ni tan sólo nos intuimos.
El juego de
espejos es un truco viejo para un mago, sin embargo, siempre hay alguien disponible a ser engañado.
¿Quién es la
persona que se ve reflejada? ¿Existe esa imagen?
El fotógrafo de 1913
quiso inmortalizarse pero desde distintos ángulos ¿Quién es quién?
¿Es real? ¿Se parece a sí mismo o sólo es una proyección?
La instantánea más
conocida del juego de espejos en el cine es la de Orson Welles en su película La dama de Shanghai (1947) pero eso, sí,
eso es otro tema del que no quiero hablar en estos momentos.
En este comentario
de mi blog pretendía reflexionar sobre lo que está ocurriendo en estos tiempos que nos toca vivir, cuando los políticos se auto-felicitan por un descenso tímido del
paro sin entender que se trata de un reflejo.
¿En qué espejo miran las cifras? ¿Hay acaso un rasero distinto para según qué clase social lo mire?
La otra cara del
espejo esta próxima, demasiado cerca... pero..., pero, mejor ni pienses en cruzarla -me dice mi instinto- me
temo, que es la cara corrupta de la realidad. Las corrupciones atraviesan la virtualidad de la
imaginación para adherirse a la realidad tangible. Se disfrazan como algo justo y necesario. Sí, ellos pretenden hacernos creer que mantener una pléyade de cargos,
dudosamente electos, que usan de su poder para “deconstruir” la realidad
a su imagen y semejanza es lo correcto.
Hace unas horas ha
saltado la noticia de que un conocido gestor bancario ha sido
"premiado", por sus trapicheos preferentes, con la asesoría de una de
las principales empresas del país. No puedo dejar de pensar que, sin yo saberlo, he cruzado el espejo y debo de estar
en el lado equivocado. Debe de ser eso porque sino no tiene explicación lo que termino de escuchar al otro lado.
Vuelvo a cruzar el
espejo y miro la realidad desde este otro lado. ¿Cuál es el rostro verdadero?
¿Existe?
Estamos las dos en el mismo lado del espejo.
ResponderEliminarSólo espero que en nuestro lado del espejo se encuentre el gato sonriente.
EliminarGracias por tu comentario Ángela.
Hubiera preferido que escribieras sobre "La Dama de Shanghai" :))
ResponderEliminarLo haré. Prometido.
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