miércoles, 22 de octubre de 2014

DE MI VECINA SORDA SOBRE LA SALUD Y LA RAPIÑA


Esta tarde he visitado a mi vecina sorda. Me ha abierto la puerta, tras llamarle a gritos durante unos interminables minutos. Cuando, al fin me ha abierto la puerta, he tenido la tentación de preguntarle si también estaba durmiendo, como siempre me dice, pero no, no he caído en su trampa.
Cuando he entrado en su casa tenía la televisión encendida. Creo que todo el vecindario podía escuchar los improperios que se lanzaban contra la ‘presunta’ ministra de sanidad. Cuánto me sorprendió, lo confieso. Y más al enterarme de qué canal de televisión se trataba.  Lo que hace el miedo. - Pensé-.
-¿Te has enterado de lo que ha ocurrido con ese virus? – Me grita mi vecina. Asiento con la cabeza.
-Es de vergüenza que continúe la ministra que tenemos. Ha demostrado tantas veces que es una inútil.
Creo que mi cara se lo expresaba todo porque ella misma me contestó sin yo haberle formulado la pregunta.
-Sí, ya sé que hace unos meses era yo la que la defendía porque decía que era una buena gestora, pero ahora no. Comprendo que Rajoy quiera premiar su lealtad, pero de ministra de sanidad no que esa no sabe nada de nada.
Sin poder salir de mi asombro le contesto:
-Tiene toda la razón ¿cómo pueden dar el control de la sanidad pública a una persona que no sabe distinguir un 600 o de un Jaguar?
Cuando digo esto la actitud de mi vecina cambia como si mis palabras hubiesen tocado un resorte imperceptible para mí.
-No te confundas, nena. Esa mujer se casó con un ladrón.
En ese instante es cuando comprendo que me he vuelto a meter en un jardín con ella. Imposible, ya estoy de lleno en el tema. No puedo dejar de debatir con ella.
Le digo que no nos valen esas excusas de que ella no sabía, de que no se enteraba. Su silencio y consentimiento forma parte de la rapiña que han demostrado muchos, políticos.
Era un espejismo su crítica hacia la ministra. Me equivoco al pensar que ha cambiado la actitud de mi vecina. Sin casi concesión a mis palabras, cambia de tema y recuerda que hay otro tipo de ladrones como ese tal pequeño Nicolás.
No hay nada como cambiar de tema para despistar la realidad. 'A otra cosa, mariposa'.
Le digo que a veces se usa una excusa para distraer la verdadera atención. Se fijan en un pequeño aprendiz de ladronzuelo, para desviar la atención de la gran cantidad de profesionales que tiene este país. Milagrosamente me escucha. Le sigo diciendo que si el pequeño Nicolás no ha robado más ha sido por su falta de experiencia, que otros llevan muchos años de práctica en consejos de administración, asesorías de bancos, etc.
Se toma unos segundos y me lanza una de sus sabias sentencias:
- Ese muchachito ha querido escalar demasiado rápido. No era su momento. Debía de esperar, como todos hemos hecho. Cada uno tenemos nuestro turno.
Cuando salí de su casa comprendí que había aprendido una nueva lección a través de sus palabras: la rapiña, según mi vecina, no es un defecto, es una virtud que se logra y perfecciona con la edad. La usura y la sordidez política que nos toca vivir hoy en día, sólo son admisibles para unos pocos que ya han perfeccionado la técnica. Según mi vecina sorda, el que quiera formar parte de ese clan, deberá esperar su momento oportuno.




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