martes, 15 de octubre de 2024

TEMPORADA TEATRAL : LA REGENTA

 

LA REGENTA
¿Quién no ha leído La regenta?
Pues no sabe lo que se pierde. Es una de las novelas donde mejor se ha retratado la hipocresía de la sociedad de un momento español.
En mi caso la he leído, la he visto en la versión cinematográfica que realizó Gonzalo Suárez. Después, también la vi en la versión de Méndez Leite que la llevó a la televisión con el formato de serie.
Hoy, después de muchos años, he visto la versión teatral. La ha dirigido Helena Pimenta con un buen cuadro de actores. Elena Ballesteros que sustituyó a Ana Ruiz en el papel de Ana Ozores, Joaquín Notario con un convincente regente chochales que nos ha arrancado una simpatía hacia ese pobre hombre. Notario siempre demuestra su maestría en el escenario. Alex Gadea ha sido un correcto don Fermín que imponía con su sola presencia. Jacobo Dicenta como don Álvaro se ha encargado de conquistar a la aturdida regenta. Su interpretación ha sido lo bastante correcta como para atrapar a todos. Por último hablaré de Pepa Pedroche. Me gusta su forma de interpretar. La he visto en varios montajes y siempre me demuestra que se cree su oficio.
La puesta en escena ha estado bien, aunque tengo que decir que a la directora le gustan demasiado las ventanas tanto que hasta abusa de ellas.



TEMPORADA TEATRAL: YERMA POR LA DRAMÁTICA ERRANTE

 

YERMA.
Cuando era una adolescente leí la novela de Pío Baroja: El árbol de la ciencia. Aquella novela me impresionó por muchos motivos. Uno de tantos fue su manera descarnada de contar cómo la maternidad podía romper una pareja. La novela fue publicada en 1911. No sé si impactó mucho o si fue leída por Federico García Lorca. Lo cierto es que en su obra de teatro: Yerma, estrenada en 1934, el tema era la maternidad y las obsesiones que ésta podía acarrear.
Ayer estuve en el Teatro El Musical (TEM) de Valencia. Siempre es un placer acudir a este teatro porque te reciben como si fueses uno más de ellos. Se estrenaba Yerma, pero esta vez era un versión libre adaptada a la actualidad. María Goiricelaya había hecho una adaptación y dirección de la obra representada por la compañía La Dramática Errante. Tengo que decir que sentía curiosidad por ver a una compañía vasca actual. No hay muchas oportunidades de ver qué se hace en los escenarios de otras comunidades. Comenzó la obra y con ella entró el desánimo. Situaciones alargadas nos arrastraron al tedio hasta el punto de hacernos consultar el reloj varias veces. La protagonista, Ane Pikaza, mantuvo el ritmo a lo largo de las eternas dos horas que parecían extenderse como una masa informe. Por cierto, he hecho referencia a la novela de Baroja y al original de García Lorca porque ambos abordan el mismo tema y nunca cansan, sin embargo, esta versión actual nos defraudó y no me apetecería volver a verla.


TEMPORADA TEATRAL : MUJER EN CINTA DE CORRER SOBRE FONDO NEGRO

 

MUJER EN CINTA DE CORRER SOBRE FONDO NEGRO
Esta vez se trataba de un premio Max, en concreto del premio revelación de 2022. Alessandra García, una chica de un barrio obrero malagueño cuenta su historia. A Alessandra le gusta observar a la gente. Ella misma ha confesado que pagaría por entrar en las casas y saber qué ocurre en ellas. Le gustaría, pero no puede hacerlo porque no tiene dinero. Esa es la palabra clave que separa a la gente que viaja en los autobuses que van a los barrios ricos y a los barrios pobres. Alessandra repasa la vida de los pobres. Se ríe de los clichés y critica a los que los crea.
Con una puesta en escena arriesgada construye un espectáculo algo desigual que presenta la vida actual con la crudeza del que sabe que vive en la parte chunga de la sociedad.
Arriesgado y lleno de vitalidad te hace sentir cierta empatía por ella que quiere salir de su Málaga para contar su vida cotidiana.
Es curioso, este fin de semana llevo vistos dos espectáculos sobre la pobreza, el primero sobre la miseria en el siglo XIX de un bohemio, el segundo sobre la miseria que nos rodea contada por una chica de barrio que quiere salir de él porque se asfixia en su ambiente. Curioso.



TEMPORADA TEATRAL : DON RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN CONTADO POR RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA

 

Don Ramón del Valle-Inclán bajo el prisma de Ramón Gómez de la Serna en boca de Pedro Casablanc.
Dicen que no es lo que se ve sino lo que se recuerda y es así.
Hace dos años tuve la suerte de verla dentro de la programación del Teatro Escalante y ahora regresa al escenario del teatro Principal que llena y triunfa ante un público atento, educado y entregado al buen teatro.
Algunos amigos dicen que en mis opiniones soy dura y tajante en decir lo que pienso, bueno, alguien tenía que ser directa y contar lo que ve tal como lo siente. Hoy he vuelto a ver buen teatro de ese que crea afición.




TEMPORADA TEATRAL : LA VIDA ES JUEGO

 

LA VIDA ES JUEGO en la Sala Carme Teatre València.
La vida es juego.... o era sueño?
En un geriátrico se encuentran recluidos unos cómicos, un grupo de actores y actrices que, aunque mayores nunca han dejado de amar su profesión. Desean actuar y, sobre todo hacerlo ante un público. El resultado es una bonita alegoría de esos cómicos de la legua que desean recorrer los pueblos para reencontrarse con el público.
Siempre es agradable ir a la Sala Carme Teatre València, hay ha sido para esta vez para ver a una compañía veterana como la Compañía de cómicos del Ultramarinos de Lucas.



TEMPORADA TEATRAL : VANIA x VANIA


VaniaXVania
"Quiero ver el mar. ¿ Está muy lejos?
No. Sólo tenemos que cruzar 4 provincias y 2 comunidades "
Creo que ha sido lo más ingenioso que he escuchado en toda esta noche.
La doble versión del Tío Vania de Chéjov llevaba al escenario por el director Pablo Remón y con la estrella Javier Cámara junto a un buen elenco de actrices y actores ha superado las cuotas de la estupidez. Pero mejor no opino porque los incondicionales de lo que consideran que es teatro moderno se pueden sentir ofendidos. Mejor... si eso... ya lo digo mañana. Buenas noches


Para completar mi comentario de ayer os diré que la primera versión de VaniaxVania representada en el Rialto, sin decorado, tenía un tono británico. Se notaba la mano del director y la profesionalidad del elenco, sin embargo, en mi opinión, faltó interacción entre ellos. Se aisladas demasiado para comprender sus personajes y se distanciaban del resto creando un individualismo que no daba suficiente vida a la puesta en escena. Respecto a la segunda, llevada al gran espacio del teatro Principal, con dos decorados alternativos, uno una finca rusa, el otro una finca manchega, la reescritura por darle un nombre, que el director, Pablo Remón, dio buscó un humor grueso y una mezcla de tiempos sin sentido que, al final cansaba a todos. Bajo mi punto de vista, está segunda versión era tan estúpida que hizo buena la primera. Pero esta es mi opinión, claro.



TEMPORADA TEATRAL: EL NOVIO DE ESPAÑA

EL NOVIO DE ESPAÑA

Esta vez ha sido el estreno de El novio de España. Una creación de Juan Carlos Rubio. Los protagonistas eran Luis Mariano que lo presentan bastante desinhibido y Carmen Sevilla que, en mi opinión, la muestran demasiado despierta. Bonitas canciones y un vestuario flojo completó un espectáculo amable.
El Teatro Olympia de Valencia continúa con su coherente programación para un público fiel que, por desgracia, no entiende que debe apagar los móviles y que no se encuentra en el salón de su casa viendo la telenovela. En fin...




OBRA COMPLETA DE RODOLF SIRERA

 Una presentación de un libro siempre es un acto alegre. La de esta tarde ha sido algo más. El Institut Alfons el Magnànim publica en dos volúmenes la obra dramática de Rodolf Sirera. Queda un tercer volumen por aparecer en el que se incluirá la obra que Rodolf escribió junto a su hermano Josep Lluis, mi querido maestro.

En el acto de hoy Ramon Roselló ha realizado una hermosa presentación de la obra y ha destacado la importancia que tiene preservar la memoria. El acto ha terminado con una pequeña lectura dramatizada del último acto de la última obra que Rodolf Sirera ha publicado. La lectura la ha realizado Rebeca Valls y Nacho Diago. La entrada del teatro Principal era el sitio apropiado para un acto tan emotivo. Se ha llenado de representantes del mundo de la escena, de políticos, de críticos de la prensa y, por supuesto de algo tan discreto y necesario como es el público ese que una vez se envenenó con tu buen teatro querido Rodolf.



TEMPORADA TEATRAL: CORAL ROMPUT

CORAL ROMPUT

Y sigo con los nuevos espectáculos. Ayer fue el primero que veo de la magnífica programación que presenta Teatre Escalante. Coral romput es uno de los poemas de Vicent Andrés Estellés menos popular, pero no por ello deja de ser de una belleza extrema. Marina Alegre Silva lo recita con tanta delicadeza con tanto sentimiento que estremece al público atento. El montaje íntimo dirigido por Marc Chornet te envuelve en su atmósfera de intimidad y delicadeza hasta acercarte a la figura del poeta Estellés tierno que reflexiona sobre su vida y los acontecimientos que lo marcaron. Una delicia.





TEMPORADA TEATRAL: L'ULTIM BALL

TEMPORADA TEATRAL. 

Y comienza el nuevo curso y con él las funciones. Ayer fue una obra del circuito. En concreto L'últim ball una comedia de la factoría Alberola. Dos actores se reencuentran tras diez años de distanciamiento. El deseo de volver a los escenarios hace que se superen sus desavenencias. Una comedia entretenida y dentro de la línea de Carles Alberola y Alfred Picó.



lunes, 15 de abril de 2024

EL MATRIMONIO DE PASTORES


Aquella mujer tenía una cara amable, aunque sus manos, curtidas por el trabajo, resultaban ásperas. Sasha temblaba sin parar. El frío se le había instalado dentro de los huesos hasta el punto de impedirle articular ni una palabra.
La mujer le ayudó a desnudarse. A continuación, hizo que se bañase dentro de un gran barreño al que, de vez en cuando, añadía algún chorro de agua caliente para mantener la temperatura constante. A pesar de todo, Sasha no podía dejar de temblar, así que, tras el baño, la mujer sacó una manos con la que lo envolvió. Con el atizador azuzó las brasas de la chimenea a las que agregó un par de troncos más.
-Te prepararé un remedio que me enseñó mi madre para recuperar el calor.
La mujer salió de lo que parecía ser el salón. Tardó unos minutos y cuando regresó lo hizo con una bandeja donde había una gran taza de café mezclada con leche. A continuación, sacó una botella del bolsillo de su delantal y vertió un chorrito en el interior.
-Esto resucita a cualquier congelado.
Con la cucharilla removió el líquido humeante y sopló un poco para que el niño no se quedasen al tomarlo.
A pequeños sorbitos casi le obligó que se lo tomase por completo.
-Hay que evitar que este frío termine en una pulmonía.
Mientras tanto, el pastor regresó con Rizo. También lo había bañado y seguramente alimentado porque el perrillo agitaba su pequeño rabo con gran alegría.
-A comenzado a nevar.
-Esta será la quinta nevada. Ya se acerca la primavera. -comentó la mujer- Al menos lo hemos encontrado vivo. Podría haber sido peor.
Sasha sintió que los temblores iban remitiendo.
-Voy a preparar la habitación de Boris. -dijo la mujer con tono alegre. - Será como tenerlo de vuelta.
-Mujer-gritó el pastor- No vuelvas a pronunciar ese nombre en esta casa.
La mujer no respondió y se fue cabizbajo hacia el interior de la casa.
En el rostro del pastor se dibujó un gesto serio que Sasha no comprendió. Rizo se acurrucó a su lado, junto al fuego de la chimenea y cerró los ojos.


sábado, 13 de abril de 2024

RIZO


Desde el día anterior ya no tenía ni queso ni pan del que había tomado de casa. Todavía quedaba mucho trecho para llegar a la ciudad. Había seguido los consejos de su madre, evitaba los caminos principales para no tener que encontrarse con nadie, sin embargo, esa estrategia tenía un gran inconveniente y era que debía dar más vueltas. Sasha procuraba que nadie le viese. Posiblemente a nadie le extrañaría ver a un niño solo por un camino, en medio de los campos, o en un bosque, no era el primero que viajaba muchos kilómetros así, en solitario, pero la prudencia le hacía evitar contacto con cualquier otro caminante.
Caía la tarde cuando sintió una punzada en el estómago. No había comido en todo el día. Decidió continuar andando, pero, de repente, sus delgadas piernas se negaron a dar un paso más. Oteó el horizonte y vio un pequeño arbolado cercano a un riachuelo. Se dirigió hacia allí. Estaba medio mareado. Se tumbó en la orilla del río. Bebió unos sorbos de agua. Estaba tan fría que, al beberla, sintió que le daba nuevas fuerzas para ponerse en pie.
El cielo se había nublado y una fina lluvia comenzó a caer. La temperatura había bajado y lo más posible es que aquella lluvia terminase en una capa de hielo. Sasha volvió a mirar a su alrededor y adivinó lo que parecía ser una pequeña cueva entre los árboles. Se levantó y se acercó hasta ella. Era muy pequeña, pero, allí dentro, al menos, podía estar refugiado de la humedad. La lluvia se hizo más fuerte hasta que, por fin cesó, pero, a continuación, un viento gélido sopló y, tal como había imaginado, el agua acumulada se comenzó a cuajar en una delgada capa de hielo. Sasha se ovilló todo lo que pudo, pero no podía dejar de tiritar por el frío y el hambre. Comenzó a sentirse otra vez mareado y casi había perdido la consciencia cuando adivinó un pequeño bulto que se le acercaba. Podría ser una alimaña que buscaba refugio al igual que él. Sintió un impulso de salir corriendo, pero no tenía suficientes fuerzas como para hacerlo. Pensó que hasta ahí había llegado su suerte. Sería devorado por un animal y nadie lo encontraría. Mientras en su cabeza se juntaban esas ideas escuchó una especie de quejido. Lo emitía ese ser que se acercaba hasta él. Agudizó la vista y vio que se trataba de un pequeño perrito de pelo rizado. El animal temblaba, parecía asustado. Sasha extendió la mano y el perrito se acercó para olisqueársela. No tenía nada que ofrecerle. Los dos estaban hambrientos y solos. El perrito le lamió la punta de los dedos. Sasha le tendió la mano para mostrarle que no tenía nada oculto que pudiese hacerle daño. El animal siguió acercándose hasta estar junto a él. Sasha lo abrazó para darle calor. El perrito gimió. Instintivamente, el animal le mostró la pata delantera en la que llevaba incrustada lo que parecía ser una espina.
–Te debe de doler mucho ¿verdad?
Evidentemente el perrito no podía contestar, pero sus ojitos oscuros se iluminaron, cuando Sasha tiró de la espina y se la extrajo.
–Será mejor que te lave la herida para que no se te infecte.
El perrito se acercó más al niño y esperó a que este lo abrazase. El calor del uno al otro les hizo sentirse más reconfortados en medio de aquella fría noche.
Con los primeros rayos del sol el perrito abrió los ojos y se movió para soltarse del abrazo del niño. Se lamió la pata herida. Salió del refugio para estirarse. Una fina capa de escarcha cubría la hierba. Sasha también salió de la pequeña cueva. Al igual que había hecho el perrito bebió agua del riachuelo.
–Lástima que esta agua no sea leche. –murmuró el niño. –Nos serviría de alimento para los dos.
Pero como única respuesta a su comentario el perrito comenzó a ladrar y dar saltos que semejaban ser de alegría. Detrás del niño se recortaba la figura de un hombre.
–Rizo, estás aquí. Pensaba que no te encontraría.
El primer impulso de Sasha fue el de salir corriendo, pero no pudo. Se encontraba débil.
El hombre acarició al perrito que no cesaba de dar saltos y a continuación miró al niño.
–Veo que has hecho un nuevo amigo.
–Estaba solo y herido… –balbuceó Sasha.
–Sí. Ven a casa y tomarás algo caliente. Tú también tienes aspecto de estar solo y abandonado.


LA CASA DEL LAGO

 

La juventud, la inocencia o tal vez la curiosidad de uno hacia el otro, provocó que tanto Boris como Irina se sintiesen atraídos. La joven le preguntó cuál era el camino que iba a elegir en aquella encrucijada y Boris respondió que el que le llevase hacia la casa del lago.

–Creo que es este de la derecha, pero hace tantos años que no he estado por aquí. –mintió Boris. –que tengo alguna dificultad para reconocerlo.

–¿Es usted de aquí? –le preguntó Irina.

–Sí.

–Pues no le conozco. –indicó Irina. –Y desde que he nacido no me he movido de este pueblo y creo conocer a todos sus habitantes.

–Quizás no los conocía a todos. –afirmó Boris. –Porque yo he nacido aquí.

–¿En serio? Creo que me está intentando tomar el pelo. –indicó Irina con un rubor más intenso en sus mejillas.

Boris sonrió.

–Bueno, es normal que no me conozca porque nada más nacer, mis padres se trasladaron a otra población; algo más al Sur.

Y continuó tejiendo una mentira para convencer a Irina de lo que decía era una verdad. Poco a poco la cara de la muchacha cambió del asombro al interés y, a continuación, hacia la curiosidad, por lo que le contaba el desconocido.

Boris contó que siempre había deseado conocer el lugar donde había nacido, así que, sin pensarlo mucho, tras su último cumpleaños, cuando había adquirido la mayoría de edad legal, decidió emprender el camino y acercarse a la aldea.

–Creo que los habitantes de la casa del lago me podrán contar algún detalle más de mi vida.

–La familia Ivanoff son mis amigos. –señaló Irina. –Una de sus hijas, Olga, es muy amiga mía. Hemos crecido juntas. Tenemos la misma edad.

–Olga es la mediana ¿verdad? –preguntó Boris como quien hace una pregunta al azar.

–Sí. La mayor es Natasha, le sigue Olga y a continuación está el pequeño Sasha. Ese es el diablillo de la casa.

–¿Y los padres? ¿Viven todavía?

–El señor Ivanoff hace unos diez años que falleció y, al poco tiempo, Natasha se fue a la ciudad, pero el resto de la familia sigue en la casa del lago. Si quiere le acompaño y habla con ellos.

–Sería muy amable de su parte.

Y así fue como Irina y Boris se encaminaron hacia la casa del lago. Aquella casa quedaba algo retirada del resto. Cruzaron el pequeño puente de madera que el propio señor Ivanoff había construido para salvar el camino que rodeaba el bosque. Cuando estaban en medio del paso escucharon lo que semejaban ser los tiros de una escopeta. Los dos jóvenes se detuvieron, a continuación, se escuchó un grito y una vez que decía.

–Huye pequeño Sasha, huye.

 



miércoles, 3 de abril de 2024

IRINA

 


No podía recordar nada el pueblo porque su madre se lo entregó al pastor cuando aún era un bebé, sin embargo, el cabrero y su mujer, que habían cuidado de él, se preocuparon de explicarle todos los detalles de la aldea a la que pertenecía. Sin haberla pisado nunca conocía cada rincón de ésta. Sabía quién habitaba cada casa, cada familia y estaba al tanto de todos sus parientes sin haberlos visto nunca. Era como si no se hubiese ido nunca de allí. Cada detalle que se acumulaba con el paso del tiempo, se lo contaba el pastor que traía diariamente las noticias a su humilde hogar.

Cuando Boris supo que su padre había fallecido, se sintió tentado de correr hasta la casa de su madre y hermanos, pero el cabrero lo detuvo con una sabia reflexión.

–No les causes más dolor. Espera a que cure la herida de la pérdida y, entonces podrás volver para siempre.

Boris comprendió que aquel hombre sencillo tenía razón. El cabrero hablaba poco, pero cuando lo hacía mostraba su sensatez. Aguardó a que pasasen dos años y, por fin, se sintió preparado para el reencuentro.

No era muy grande la distancia entre la casa del cabrero y el que debía haber sido su pueblo. Caminó con paso firme hasta llegar al cruce de los cuatro caminos. Se detuvo. Observó el entorno. En los campos había algunos hombres trabajando la tierra. Se enjugó el sudor de la frente y sacó una pequeña cantimplora para beber un trago de agua fresca. Después volvió a reprender el camino, pero, a los dos pasos, volvió a detenerse. Le asaltó una duda ¿Cómo debería llamar a su madre? Esa mujer que lo había entregado a otra familia y que nunca había ido a visitarlo. ¿Era realmente su madre como le había dicho la mujer del cabrero?

Mientras pensaba esto vio que por el camino que llevaba al pueblo, se acercaba una muchacha, de rostro ancho y semblante sonriente. Su hermosura le cautivó y algo le impulsó a acercarse a ella y darle conversación con la excusa de haberse confundido de camino. La muchacha le indicó que estaba cerca de la aldea y que sólo debía dar unos pasos más para encontrarse en el centro de la población.

–Muchas gracias. Has sido muy amable. Me llamo Boris y vengo a establecerme aquí. Siempre recordaré que eres la primera persona que he conocido de este pueblo ¿Cómo te llamas?

–Irina –respondió la muchacha con una sonrisa amplia y un rubor propio de su juventud.



 

lunes, 1 de abril de 2024

OLGA. INTRODUCCIÓN AL PERSONAJE


A Olga no le gustaba su trabajo. Había llegado a aquella cocina por casualidad. El trabajo de pinche era muy duro. Todo el día fregando platos y cacharros le destrozaba las manos. A pesar de todo, no se quejaba porque sabía lo que era pasar hambre y allí podía comer todo lo que le apeteciera. La responsable y cabeza de aquella cocina era la señora Marcel, la cocinera de la mansión de los duques Ivanoff. Esa mujer de rostro duro y llena de orgullo por su estatus cuidaba de sus empleados con un instinto maternal. Todos los días, al final de cada jornada revisaba las vajillas, los cubiertos y los cacharros y, en especial, estos últimos. Los escudriñaba al milímetro. Olga la observaba con gesto serio y, al mismo tiempo, tranquila porque sabía que no encontraría ningún resto por muy grande que fuese la olla o cacerola. Quizás, la actitud altiva de la muchacha fue lo que cautivó a la señora Marcel que pronto la relevó de fregona para hacerla ayudante en la despensa. A Olga, aquel cambio de estatus, le creó nuevos amigos y también enemigos. No tardó mucho en demostrar sus dotes de ahorro y control para rentabilizar la comida. La señora Marcel controlaba todos sus movimientos sin dejar de reparar en su actitud juiciosa, pero, en especial, quedó impresionada la rapidez con la que aprendía las recetas. Poco a poco Olga dejó de ser una ayudante para convertirse en una asesora en el menú, pues la señora Marcel le pide consejo y se deja influenciar por el buen gusto de la joven. Un día la duquesa hizo llamar a la cocinera. En la cocina hubo un revuelo. No era corriente que los de arriba, como así llamaban a los duques, se pusiesen en contacto con los de las profundidades de la mansión. La señora Marcel buscó su mejor cofia y el mejor mandil para presentarse ante la duquesa. Tardó varias horas en volver. Nadie decía nada, pero el nerviosismo se respiraba. Olga disimuló su inquietud recontando los saquitos de la alacena. Cuando por fin regresó la cocinera todos esperaban alguna queja de su trabajo, sin embargo, era todo lo contrario. La señora Marcel sacó una bolsa de monedas. Explicó que era la gratificación que la duquesa les había entregado por su buen trabajo. La repartió con todos de manera equitativa. Hubo aplausos y risas. Cuando todos se fueron, la cocinera llamó a parte a Olga.
-La señora duquesa se ha interesado por tu trabajo.
A Olga le extrañó que la señora supiese de su presencia en la cocina, pero la cocinera le explicó que, aunque estuviesen arriba, no dejaban de interesarse por lo que ocurría dentro de su mansión.
-Mañana, después del desayuno, subiremos.
Aquella noche, Olga no consiguió dormir. Le era imposible conciliar el sueño. Casi no pudo tomar el desayuno. Se arregló el mandil y subió detrás de la cocinera con paso firme. Aquel salón magníficamente amueblado tenía una enorme chimenea. La señora duquesa estaba sentada en un sillón y junto a ella había una chica que leía con gran interés un libro. Olga se colocó detrás de la cocinera como si ella fuese su escudo.
-¿Es ella? -preguntó la duquesa.
Y con un gesto le indicó que se acercase. Olga dio un paso hacia delante y dudó si debía levantar la mirada. La joven que estaba leyendo cerró el libro y la miró.
-La señora Marcel me ha contado que has sido tú la responsable del magnífico menú que nos servisteis la pasada noche. Quería darte las gracias personalmente. Nuestros invitados quedaron muy satisfechos y eso nos ha favorecido mucho.
Olga levantó la vista y sonrió a las palabras de la duquesa, pero cuando iba a hablar se fijó en el rostro de la joven que estaba sentada a su lado. En la garganta se le hizo un nudo y se quedó con la boca abierta y sin nada que decir. Cuando se recompuso de su boca salió un nombre: Natasha.


BORIS


Nació cuando los campos se cubrían de un verde intenso. El trigo, el principal sustento de los habitantes del pequeño pueblo, brillaba bajo la primera luna menguante primaveral. En la casa se palpaba la alegría del nuevo nacimiento porque, además, se trataba de un niño. El padre no podía ocultar la alegría que sentía tras la llegada de este niño. Un varón que seguro que perpetuaría su descendencia y sería su relevo. Era la nueva generación. Muchos fueron los planes que hizo el cabeza de familia, sin embargo, pronto los hubo de descartar. A los pocos días, el niño comenzó a llorar. Algo le ocurría y no había forma de averiguarlo. Día y noche lloraba sin descanso. Pronto se extendió el rumor de que aquello que le sucedía al niño se debía a una antigua maldición que pesaba sobre la familia. Poco a poco el rumor se convirtió en una afirmación hasta el punto de llegar a oídos de la madre del pequeño Boris. La madre, angustiada, llevó al niño a la anciana de la aldea. Se decía de ella que poseía un don que le permitía curar cualquier enfermedad. La anciana vivía en una casa modesta y apartada de las demás. La madre de Boris le mostró al niño a aquella mujer que decían que era sabia, pero ésta, al ver el rostro, de tonos violáceos del niño por el constante sollozo, hizo un gesto de desprecio y se negó a continuar viéndolo.
-Este niño nunca crecerá y os traerá la desgracia a vuestro hogar. -profetizó. -Llévatelo de mi casa y harás bien en apartarlo de tu vida.
El dolor que sintió la madre fue indescriptible. Cómo podía apartar a su hijo así, indefenso, sin dejar de llorar. Los días pasaban y los lloros del pequeño Boris no cesaban. Nadie conseguía dormir en aquella pequeña casa.
-Mujer. No podemos continuar así. -dijo el cabeza de familia-Hay que tomar una determinación. O él o nosotros.
La madre, con toda la tristeza del mundo, tomó una decisión. No quería apartar a su hijo de sí, pero tampoco podía perder a su familia. Tomó al niño en brazos y salió al camino. En el cruce de los cuatro caminos se encontró con un pastor que llevaba un pequeño rebaño de ovejas y cabras. Se acercó a él y le tendió el niño.
-Cuida de él. Cuando esté en condiciones haz que regrese a mí.
Nadie volvió a hablar del pequeño Boris. Era como si nunca hubiese existido hasta que, un día, en el cruce de los cuatro caminos se vio la figura de un joven. Sin pronunciar su nombre todos sabían que era Boris que regresaba a casa.


martes, 26 de marzo de 2024

SASHA

 EL JUEGO DEL ESCONDITE

Al pequeño Sasha le gustaba jugar al escondite. Su hermana Olga y él se escondían en los lugares más inverosímiles. Un día, Sasha se escondió en la carbonera y como su hermana no lo encontraba estuvo allí hasta que se durmió del aburrimiento. Fue su madre la que lo encontró cuando fue a buscar algo de carbón para la cocina económica. ¡Qué susto se llevó la pobre mujer! Sasha estaba dormido sobre el hollín. Su madre lo despertó y le dio una buena regañina. El castigo no se hizo esperar. Olga y Sasha fueron castigados a recoger leña, tanta como les fuese posible.
Al principio todo parecía más sencillo, sin embargo, el castigo resultó más duro de lo que imaginaban, pues coincidió con las primeras nevadas que siempre suelen ser las más duras. Como no tenían mucha ropa de abrigo, se les helaban las manos, los pies y hasta la nariz mientras iban en busca de la leña. Sasha, con su un pequeño carrito, amontonaba las ramas que encontraba y Olga las colocaba en la carbonera.
Un día, cuando Sasha se había alejado de la casa con su carrito, escuchó lo que le parecieron unos tiros. Sasha no sabía exactamente lo que eran, pero, a continuación, se oyó un grito y unas voces desconocidas. Corrió hacia la casa, pero se detuvo al ver a un hombre que empuñaba un rifle. Sintió miedo. Sin pensarlo dos veces, dejó el carrito y regresó hacia el interior del bosque. Trepó por uno de los árboles y se escondió tras una gran rama llena de nieve.
Aquel hombre había oído algún ruido. Se dirigió hacia donde se encontraba el carrito.
-Aquí hay otro.- gritó a los otros dos hombres.
Entre los tres, comenzaron a rastrear el bosque. Sasha se apretó a la rama hasta mimetizarse casi con el tronco. Sabía esperar. Lo había aprendido con el juego del escondite. Los tres hombres se cansaron pronto de buscarlo y, entre gruñidos, se alejaron de su casa. Sasha todavía esperó un rato más. No quería encontrárselos. Algo le decía que no eran buena gente. Agudizó el oído y cuando no escuchó nada se decidió a bajarse de la rama. Su carrito estaba allí, con las ramitas que había recogido, pero no se detuvo a recogerlo. Quería llegar a su casa lo antes posible.
La puerta estaba abierta. Se oía un murmullo como un lamento. Era su madre la que lo emitía. Estaba herida, pero permanecía consciente. Con un hilo de voz le dijo:
-Suerte que no te han encontrado, pequeño Sasha. Se han llevado a tu hermana Olga. No debes caer en sus manos. Huye.
El pequeño no entendía nada y, aunque protestó y gimió diciendo que no podía abandonarla así, malherida, obedeció la orden de su madre.
Sasha tomó un trapo en el que envolvió un trozo de pan y de queso como único equipaje.
-Escúchame bien. -le dijo su madre. -Ve a la ciudad y busca a Natasha. Anda por los caminos más solitarios y si escuchas el rumor de alguien que se acerca escóndete. Tú sabes hacerlo muy bien. No te detengas. Puede que ellos regresen y no quiero que te atrapen a ti también.
De nada sirvió que protestase. Su madre fue contundente en la orden. Sasha debía dejar el campo y marchar a la ciudad.


LA CODICIA




 La programación de la televisión convencional es tan pésima que te incita a huir de ella. Ayer, por casualidad, haciendo eso que se solía llamar zaping, en una cadena menor estaban reponiendo un clásico. Se trataba de El halcón maltés. A pesar de que la he visto muchísimas veces volví a verla.

Su trama, montada sobre un argumento histórico falso, te lleva a descubrir hasta dónde es capaz de llegar la codicia humana.
Sam Space demostró seguir en forma para encandilar y atraer con su escaso metro cincuenta. Joel Cairo, el minúsculo matoncillo que ansía el halcón y que sabe que sus fuerzas no le van a permitir tenerlo solo para él, te observa con sus grandes ojos mientras te apunta con su pistola de juguete. En cuanto al gordinflón y su delgaducho guardaespaldas, ambos desean el pájaro por su valor, pero sobre todo lo ansían porque lo que realmente quieren es lo imposible. En cuando a la dama codiciosa, ella busca el dinero, los millones y no le importa nada ni nadie. Ante tanta decisión, me decepciona su pasividad final. El personaje debía haber peleado más por el pájaro y por ella misma también. Pero ya se sabe, quien persiga un sueño puede llevarse la sorpresa de que éste sólo sea real en su imaginación.



OLGA




 ¡La encontré! Sin duda es ella. Estoy casi segura. El parecido la delata. Aunque se oculte el rostro con el ala del sombrero sé que es ella. Natasha Ivanoff estaría muy contenta si pudiese ver la fotografía de su hermana Olga.