Otro de los vendedores ambulantes era el de las raíces de regaliz. ¿Recordáis ese sabor entre dulce y amargo que dejaba una boca áspera?
Mi padre, un fumador empedernido, decía que ayudaba a dejar de fumar. Cuando él dejó de fumar nunca la probó. Un día, cuando lo vi nervioso y con ganas de encender un cigarrillo, le dije que tal vez un poco de regaliz le calmaría el ansia del tabaco a lo que me contestó: Todo está en mi cabeza. El regaliz es cosa de niños.
que bella foto! es magnifica la entrad a con los vendedores, cuanta nostalgia... me quedo sobrevolando con el corazón tibio.saludosbuhos, buena semana!
ResponderEliminarhola de nuevo!somos de la iniciativa seamos seguidores , y tal vez te gustaria ser parte es facil, y conoces y das a conocer mas tu maravilloso blog.busca el logo y llevatelo, en cualquier caso busca seamos seguidores y ya! te esperamos.
ResponderEliminarBuho no soy muy ducha en el arte del blog ¿cómo puedo encontrar ese logo? Gracias.
EliminarGracias por tu visita Buho, me gusta que sobrevueles mi blog.
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